Esta tarde decidí salir a pasear por las calles de Barcelona ignorando la posibilidad de coger metro o bus. La intención de ir a dar un paseo carecía de un destino concreto, ni tampoco pretendía guiarme por las mismas calles del día a día. Hoy es el típico día en que el cuerpo y el alma me piden aventuras y estímulos imprevistos, sin esperar nada más.
Saqué el móvil del
bolsillo para ponerlo en silencio, compre un botella pequeña de
agua, y sin pensármelo dos veces inicié mi aventura urbana
acompañado de un sol radiante y enérgico.
Durante las dos horas que
estuve paseando y recorriendo calles y callejones, no hubo ningún
pensamiento refiriéndose a una posible perdida de tiempo, porque en
todo momento estaba satisfecho y ansioso por ver lo que me esperaba
al final del callejón.
En una de las
ultimas calles en las que me encontraba me sorprendió que, al girar
la cabeza hacia mi lado izquierdo pude leer el rotulo de una tetería
cuyo nombre “Té
Quiero”. Un mensaje curioso y a la
vez enternecedor que me embriagó hasta el punto de sonreír, como si
al leerlo sucumbiera a una emoción dulce y agradable que me
embriagaba de forma total, y a su vez mi vello se erizaba y mi
imaginación logró dar un salto magnate que me transportó a otro
universo.
Cuando me recuperé de mi
éxtasis emocional reflexioné y me di cuenta que ya era hora de
volver a casa, el mensaje fue entregado, recibido y entendido.
Por más experiencias que
uno viva nunca son suficientes como para justificar que esa agua no
será bebida jamás; ya que un día puedes encontrarte con una
persona que te hará revivir una situación parecida pero con un
enfoque distinto (independientemente de la calidez o la frialdad de
la misma) que te hará recapacitar hasta darte cuenta de que todas y
cada una de las experiencias son importantes.
Cuando limitamos una parte
de nosotros se genera un desequilibrio emocional y por lo tanto, una
fracción de nosotros avanza mientras que otras se quedan atrás
rezagadas produciendo agujeros que tapamos con placebos, placebos que
nos estresan y nos distraen de los monstruos que nos persiguen.
Vivir no es hacer acto de
presencia ni tampoco apuntarse a la lista de eventos marcando la
opción “posible asistencia”. Más bien es atreverse a
experimentar, a iniciar nuevas aventuras, porque cada día que
despiertas es una oportunidad para gozar de nuevos acontecimientos.
Como siempre digo y
afirmo: “Tú eres el autor de tu historia”. Tú eliges.
David Boix
"Bebe de todas las aguas posibles, poco o mucho, pero bebe...".
ResponderEliminar